Nací el 11 de noviembre en Barcelona. Fui la primera hija en la posguerra y mi parto fue muy largo y complicado. En realidad, no sabía nada sobre mi nacimiento, solo lo típico que nuestras madres nos dicen. Sin embargo, cuando hice mi primer renacimiento, descubrí que había nacido con mucho fuego delante de mí. Le pregunté a mi madre cómo era posible, ya que en casa no había chimenea. Mi madre se quedó muy asustada y me dijo que había nacido a la luz de la vela, ya que se había ido la luz en el momento de mi nacimiento, lo que era muy típico en aquella época.
Para mí, el renacimiento en palabras muy simples es una segunda oportunidad, una tercera, una décima, es decir, tener en la vida la oportunidad de dirigir tu vida reconociendo las memorias celulares que están en tu cuerpo, y no solo desde el momento del nacimiento, sino desde el momento de la concepción.
Vivimos y respiramos, no solo durante la gestación, sino también durante el nacimiento.
Por ejemplo, hay personas que han nacido sentadas en posición podálica o de pie, otras que han nacido por cesárea, inducidas, retenidas, gemelas, en posición transversal, prematuras, y puede ser que una persona haya tenido varios de estos tipos. Estas memorias van en nuestra vida produciendo reacciones. Por eso, no es extraño que una persona diga:
«¿Por qué a mí siempre me pasa lo mismo? ¿Por qué siempre tengo dificultad con el éxito? ¿Por qué tengo dificultad en mis relaciones sexuales? ¿Por qué siempre me abandonan?»
, y es que una persona puede haber nacido con fórceps, lo que significa que tiene mucha dificultad para recibir ayuda, ya que primitivamente en el origen de su vida, tiene un pensamiento de que las ayudas hacen daño.
En mi caso, yo he nacido con fórceps y el día que pude descubrir esto, me cambió la vida, ya que aprendí a amar mucho y a cuidar mucho a mis equipos de trabajo.
Como profesional en el campo de la obstetricia, me di cuenta de que los niños nacidos por cesárea no son los que han sufrido menos, como se creía antiguamente. De hecho, tienen mucha culpabilidad primitiva, ya que sienten que su vitalidad hace daño al ser que aman y tienen problemas de vinculación.
El renacimiento te permite bajar al cuerpo y sentir todas estas memorias en tu cuerpo y tu vida, y poco a poco, puedes ir cambiando.
Ahora, después de más de 20 años de renacer, creo que todos los partos son naturales. La madre tendría que estar relajada durante toda la gestación, viviendo en la naturaleza, sin estrés acústico y con una buena alimentación. Sin embargo, hoy en día, las mujeres no viven así, por lo que creo que también hay que hacer un buen trabajo para que las mujeres tomen conciencia de lo que significa ser mujer y lo que significa tener un hijo.
Como renacedora, enseño a mis clientes a reconocerse en su cuerpo y a reconocer lo desconocido por la cultura, es decir, lo relacionado con su cuerpo y sus emociones. De esta manera, podemos tomar el timón de nuestra vida y transformar nuestros pensamientos y emociones.
Incluso, obstetras, enfermeras y comadronas que estén presentes en un nacimiento, también activan sus propias memorias celulares y es por eso que los nacimientos se convierten en emergencias cuando, en realidad, es un proceso fisiológico normal y natural. Desde la espiritualidad, el parto es un acto iniciático en la mujer, que está absolutamente preparada.
Creo que la paz del planeta depende en gran medida de la manera en que los seres humanos nacen.
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